“Lo que no logró la pedagogía lo hizo la crisis provocada por la pandemia…” (Jairo Miguel Torres Oviedo, rector U. de Córdoba)

“Lo que no logró la pedagogía lo hizo la crisis provocada por  la pandemia…” (Jairo Miguel Torres Oviedo, rector U. de Córdoba)

"Todo nos llega tarde

Julio Flórez

Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte! Nunca se satisface ni alcanza la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuerte. Todo puede llegar: pero se advierte que todo llega tarde: la bonanza, después de la tragedia: la alabanza cuando ya está la inspiración inerte. La justicia nos muestra su balanza cuando su siglos en la historia vierte el tiempo mudo que en el orbe avanza; Y la gloria, esa ninfa de la suerte, Sólo en las sepulturas danza. Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte!"

Ante la noticia de última hora que se transmitió en esta semana, acerca de la  decisión que todas las tutelas se deben presentar por medio digital, recordé el poema  de Julio Flores que transcribo, y a la vez comento con mis lectores, mi primera reflexión sobre el asunto: ¿cómo es posible que todos quienes tenemos responsabilidades en el campo del Derecho  fuimos tan sumisos y resignados al sistema tradicional de tramites históricos de siglos anteriores ? . Se necesitó una emergencia y la situación excepcional de una pandemia, para entender que había otras formas de modernizar el mundo del Derecho, desde la misma producción de la norma, la aplicación y el reclamo; así como la formación de los estudiantes  en las facultades de Derecho en Colombia.

Invito a mis lectores a revisar el texto que publiqué el 7 /04/2019    intitulado: ¿Hasta cuándo la Administración de Justicia en Colombia seguirá con los mismos esquemas? En él planteaba el problema de la acumulación de expedientes en miles de folios. El tema es interesante, porque se relaciona con la formación de los abogados. En efecto, las Facultades de Derecho por décadas continuaban  con la tradición, al punto que las reformas  a los planes de estudio partían de la iniciativa de los ministros de Justicia, que llevaban a los  de Educación  a tramitar decretos para establecer planes de estudio rígidos, densos, recargados de materias o componentes temáticos y requisitos de grado, con la excusa de evitar la proliferación de programas y el exceso de abogados.

 Curiosamente, otra vez la pandemia, obligó a plantear el problema de la virtualidad para continuar los estudios  de Derecho en las universidades, y, efectivamente  en estos tres meses se ha logrado desarrollar los programas académicos con el uso de las tics, lo que ha significado una aprendizaje inesperado, acostumbrados a la presencialidad en las aulas de clase, como alternativa única.

Ámbito Jurídico,  una publicación de Legis  del 26 de junio del presente año, realizó una entrevista a decanos de facultades de Derecho preguntándoles sobre el tema de la virtualidad,  obteniendo las respuestas  más  variadas  e interesantes. Cabe mencionarse  especialmente el caso del rector de la Universidad de Córdoba  Jairo Miguel Torres presidente del Sistema Universitario Estatal SUE, quien  se pronunció sobre la educación con apoyo de las Tics y  evidenció los  límites de los métodos de enseñanza del Derecho por medios virtuales, de modelos tradicionales y la necesidad de cambiar; pero a la vez, destacó el compromiso y  apoyo de los profesores para adaptarse al uso de la tecnología al expresar lo siguiente: “trasladar modelos  y trasladar rituales de profesor de derecho civil orador, a la virtualidad parecía imposible(..), habida cuenta “que lo que no logró hacer la pedagogía lo consiguió la pandemia”  sin embargo la necesidad obligó a cambiar y según él a  “Formar abogados con un nuevo concepto de Derecho”.

Falta mucho para lograr una  completa virtualización de todo el aparato judicial, pero debemos trabajar en ello, al igual que  simplificar trámites, limitar tiempos, facilitar el acceso y sobre todo  reducir la extensión de todos los procedimientos escritos para evitar los cientos de folios que transcriben textos innecesarios y  que a veces sólo confunden a los interesados en el asunto. De paso, sería un cambio trascendental de los inhóspitos ambientes físicos de muchos de los juzgados en Colombia, que dan la sensación para cualquier visitante u observador de unas bodegas que acumulan miles de kilos de papel inútil, entre los que con dificultad se mueven jueces y funcionarios. ¡Al fin de cuentas no es tan tarde!

Martha Espinosa de Martínez