Apreciados
lectores: comparto con ustedes unas reflexiones a propósito de la cuarentena, que nos sorprendió a todos en
el mes de marzo de este convulsionado 2020.En el tema de la educación, desde el
preescolar hasta los postgrados, se presentó un verdadero tsunami, el dilema de
los responsables eran las medidas a tomar: ¿vacaciones anticipadas, suspensión
del periodo académico? o cuál otra?
Ante
la extensión de la cuarentena, se volcaron todas las miradas a la tecnología,
ya no como apoyo sino como principal instrumento de solución, y ese es
precisamente el motivo de estas
reflexiones.
Sea
lo primero evocar una anécdota de hace más de veinticinco años, cuando era
Secretaria General de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca, y me correspondió atender la visita de pares académicos que evaluarían las condiciones para la
autorización de apertura del programa de Derecho. Uno de los aspectos
importantes era la Biblioteca, obviamente no podía contar con el número de
volúmenes de una facultad en funcionamiento; la doctora Alicia Moyano era muy
exigente y previsiva y, para el estudio y proyecto estrella para ella, que era el ofrecimiento del programa, había
contratado dos expertos juristas que se encargaron de preparar absolutamente todo, decían ellos. Pero
olvidaron, entre otros, el asunto que
comento. Pues bien para fortuna nuestra,
mi interés por la tecnología me había
llevado a adquirir la suscripción de Datalegis
que era innovación en su momento para la consulta de códigos y
jurisprudencia. Cuando los dos abogados encargados de la visita, me
argumentaron que su concepto sería
negativo sólo por el punto señalado, mi respuesta fue preguntarles si ellos
consultaban Datalegis; dado que no tenían ni idea de que les hablaba, los
instalé en mi escritorio y les mostré la
herramienta en un computador, de los pocos que había en la U y que hoy es pieza
de museo. El programa fue autorizado y orgullosamente es muy reconocido.
Recordemos
que Belisario Betancur tuvo como programa bandera de su campaña presidencial, la
creación de la Universidad a Distancia cuyo modelo, lo explicaba, tomado de
España y al que muy pocos le auguraban futuro; pues bien en 1982, como
lo indica la página web www.unad.edu.co,
se inauguró la denominada Unidad Universitaria del Sur de Bogotá,
UNISUR. En sus primeros años de funcionamiento tuvo muchas
dificultades y no faltaron las controversias de la tradicional academia, que
consideraba la presencialidad como
insustituible. Pues bien, hoy es la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD, con
extraordinarios avances y miles de egresados de pregrado y posgrado, y que en
la coyuntura actual, seguirá siendo sin duda un modelo a seguir del cual tendremos
mucho más que aprender.
Los
avances y medios tecnológicos, la masiva digitalización del mundo de hoy se
tomó directa e indirectamente las áreas y campos de la producción. No obstante,
la educación desde la inicial hasta los posgrados y todas sus modalidades en
Colombia, son mayoritariamente escuelas, colegios e instituciones de educación
superior en modalidad presencial.
El COVID-19 nos envió a casa a todos y obligó a la educación virtual , pero es allí donde considero que un cambio de esta envergadura, nos exige a directivos, profesores, maestros de todos los niveles una comprensión y una pedagogía que yo llamaría de transición, para que se entienda a nuestros estudiantes y no se pretenda que puedan recibir los mismos rigores y exigencias que se tenían en las aulas; los horarios, componentes temáticos y evaluaciones deben cambiar, inicialmente, hay que ser más flexibles, pensar en la salud visual y emocional; requerimos de la orientación de pedagogos y psicólogos para que cuidemos de la salud mental de nuestros estudiantes. Debemos aprender sobre los nuevos escenarios, para realizar pausas activas, ya que no puede ser una sucesión de clases y tareas. Reinventemos como educadores en esta transición, hay que hacer un plan que varíe y haga ameno estudiar, en medio de las circunstancias tan complejas y retadoras que nos ha tocado vivir en esta época.
El COVID-19 nos envió a casa a todos y obligó a la educación virtual , pero es allí donde considero que un cambio de esta envergadura, nos exige a directivos, profesores, maestros de todos los niveles una comprensión y una pedagogía que yo llamaría de transición, para que se entienda a nuestros estudiantes y no se pretenda que puedan recibir los mismos rigores y exigencias que se tenían en las aulas; los horarios, componentes temáticos y evaluaciones deben cambiar, inicialmente, hay que ser más flexibles, pensar en la salud visual y emocional; requerimos de la orientación de pedagogos y psicólogos para que cuidemos de la salud mental de nuestros estudiantes. Debemos aprender sobre los nuevos escenarios, para realizar pausas activas, ya que no puede ser una sucesión de clases y tareas. Reinventemos como educadores en esta transición, hay que hacer un plan que varíe y haga ameno estudiar, en medio de las circunstancias tan complejas y retadoras que nos ha tocado vivir en esta época.
Las
autoridades educativas a todos los niveles deben obrar con máximo cuidado y responsabilidad. Hay que
entender que no podrá desarrollarse el 100% de las actividades académicas que
se hacen en tiempos normales. En la situación que vivimos actualmente, es
importante por ejemplo responder estas preguntas:
¿Cómo
distribuir el tiempo en los hogares donde sólo hay un computador?
¿Cómo
privilegiar en los horarios los
hogares donde los padres deben responderle a sus empresas mediante teletrabajo,
y colegios que exigen conexión definida en plataformas y horas iguales a las
que tenían las clases presenciales?
¿Cómo
apoyar los hogares que no tienen conectividad,
y más grave aún, los que no tienen computador?, habrá que acudir a programas especiales para
que cuando se reanuden las actividades
presenciales puedan nivelarse?
Por
último se recomienda mayor cuidado para nuestros
estudiantes que tenían jornada nocturna y ahora trabajan en casa, es un momento
de cambio y lo más importante es la salud física y emocional. Y mucho más en el
sector rural, donde tantas veces, o no hay conectividad o no hay luz eléctrica.
Aprendamos
todos.
Me encantó, y de verdad sería bueno que los docentes entendieran que no se trata de sentar un niño frente a un computador para cumplir con un horario, sino por el contrario que entienda lo que está haciendo y que aprenda de forma virtual, es calidad y no cantidad.
ResponderEliminarExcelente !!!
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