Contando anécdotas de la vida diaria de una abogada litigante, hay
una muy curiosa que me sucedió en Pasto
hace algunos años: tenía un gran amigo, Jaime, a quien le asesoré en algunos casos y le
recuperé dinero que deudores no querían pagar, al entregarlo, después de
agradecerme la gestión profesional me pidió que le elaborara un contrato de
arrendamiento ya que tenía oficinas desocupadas; claro, le dije, y agregué:"pero
además podemos hacer negocio ya que
necesito una para mí". Sorpréndase ustedes de la respuesta: sin sonrojarse
con una sonrisa afable dijo esta frase "Amiga mía te aprecio mucho pero
por principio no hago ningún negocio con abogados " . Claro no me que quedó opción sino reírme , él siguió
siendo cliente y muy cumplido para pagar honorarios pero inflexible en su
postura.
En otra oportunidad fluí a
solicitar un crédito en un almacén y el gerente me dijo: " En confianza te comento que es mejor
que el formulario lo diligencie tu esposo porque él es profesor , te aseguro
que cuando los encargados revisen tu profesión, empiezan a buscar
excusas para no otorgarlo".
Esas dos experiencias las recordé
hace poco cuando leía una separata de información
sobre las pruebas saber pro y orientación profesional para la carrera de abogados. Me pregunté la razón para que en ciertos sectores de la sociedad haya
tanta resistencia a los abogados, si es una profesión de mucho servicio y, de
una u otra forma muchos conflictos entre
las personas y los grupos se solucionan gracias a la intervención de un
mediador.
Es evidente que otro factor de
resistencia a las profesionales del derecho, se explica porque quien pierde un
pleito o se ve obligado a reconocer que no tenía justificación en su reclamo, o
porque el litigio genera
animadversión no sólo a su oponente sino
a al respectivo apoderado.
Por lo anterior es bueno
compartir con mis lectores este
comentario:para nosotros los abogados ejercer la profesión es difícil; diariamente nos vemos obligados a ver de cerca problemas, sufrimientos, miedos y
una variedad de emociones que los seres humanos no pueden controlar y que son causantes de muchas de las pleitos y
procesos, que al final y por centenares quedan en manos de terceros juzgadores
para decidir a cuál parte dar la razón.
Además de las bromas, algunas de
mal gusto, los abogados nos hemos acostumbrado a ignorar los comentarios sobre
nuestra profesión. Lo curioso sin embargo, es que de una u otra forma la
mayoría de personas en algún momento de su vida requieren al menos un consejo o
se deben encontrar en una situación que les obliga a compartir y relacionarse
con nosotros. Es interesante examinar las causas de la prevención, se puede
creer que una persona que estudió derecho sabe de todo y conoce las formas de utilizar
ese saber para su beneficio, lo cual se constituye en un grave error si se
tiene en cuenta que el campo del derecho es
muy complejo y se requiere de mucha experiencia y especialidad, sólo les
citaré algunas:
1. Constitucional
2.-Especialidades básicas: penal,
privado(civil y comercial), laboral, familia con sus respectivas subdivisiones
3-Administrativo y todas sus
ramas.
4.-Internacional, área que cada
día tiene mayores coberturas y aplicaciones.
Como puede observarse, conocer
los procedimientos y competencias de cada área es una labor de nunca acabar. Además
de lo enunciado, el abogado debe contar con bases filosóficas,conocer y analizar las teorías de interpretación de las normas jurídicas; se requiere de
disciplina y estudio permanente. Con esta somera mirada resta insistir que por
encima de toda consideración lo más importante es tener ética y actuar siempre
de buena fe y con lealtad .
Créanme los abogados merecemos
que nos den créditos y nos arrienden y que los amigos paguen las consultas que
nos hacen.
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