Cuando se piensa en la crueldad
del ser humano y se leen narraciones como las publicadas por el periódico"
El Espectador" en la edición del 5 de junio de 2011, que se amplía más
abajo, se evidencia que no puede llamarse “justicia” el someter a miles de
personas a tanta ignominia. Peor aún, cuando se trata de presos políticos, habida cuenta que en las diferentes etapas de la historia en Colombia se dieron casos de
gobernantes, dictadores que sin tregua perseguían a sus opositores y muchos
eran encarcelados injustamente. Es muy importante conocer lo sucedido y las
experiencias vividas en sistemas penitenciarios ineficaces, antes de impulsar
proyectos de ley que tengan efectos similares o peores a lo descrito por quienes
en forma directa los soportaron.
La realidad de los centros de
reclusión en Colombia, salvo los denominados de “máxima seguridad”, es que en
general a éstos se conducen todas las personas que estén sindicadas o condenadas
por cualquier clase de delito, sin tener en cuenta las condiciones ni las
circunstancias en las cuales se sucedieron los hechos por los cuales responden. En un mismo espacio puede estar un
verdadero delincuente, reincidente, sicario, homicida y un padre que no tuvo
cómo pagar la cuota alimentaria. Pero incluso es muy grave la injusticia que se
presenta cuando un inocente pasa días, meses y hasta años en una prisión.
Para las nuevas generaciones es
importante conocer algunos hechos de la historia de las penitenciarías en
Colombia. Araracuara es un nombre que, para los biólogos, ecólogos,
ambientalistas, geógrafos, entre otros, representa una zona hermosa de Colombia
y para los literatos, el sitio que inspiró la Vorágine de Jose Eustasio Rivera.
Pero los invito a leer este aparte de la nota publicada por el Espectador en el
año 2011, para que analicen otra mirada a ese lugar que debería haber recibido
un mejor trato por los responsables de proteger la biodiversidad y respetar la
dignidad humana:
"Hace 40 años, en
Araracuara, límite entre el Caquetá y el Amazonas, funcionó una de las más
temidas prisiones del país: la Colonia Penal y Agrícola del Sur. (omito los nombres)(...) llegaron como reos a esta indómita selva y hoy, a
traspiés, recuerdan lo que fue algún día lo que alguien llamó" el infierno
verde".
La colonia penal fue pensada
desde 1935 por el presidente liberal Enrique Olaya Herrera, a quien se le
ocurrió crear tres cárceles de máxima seguridad: Malpelo, Gorgona y Araracuara.
Estando de presidente Alfonso López Pumarejo, el 5 de julio de 1937 se inauguró
la prisión. Un penal agrícola en el corazón de la selva. Una prisión de la que
hasta la misma manigua se empeña en borrar sus huellas.".[i]
Esa cárcel, por lo referido, duró muchos años y con muy poco
control, seguramente se prestó para arbitrariedad, castigos crueles y trabajos
forzados; muchos presos se llevaron a la tumba su dolor. La historia de Gorgona es igualmente
impactante. Tuve la oportunidad de conocerla cuando estudiaba en la Universidad
Nacional, que realizamos una salida académica y créanme la experiencia fue muy conmovedora,
tanto, que era imposible creer que un sitio de esa exuberancia natural y belleza
del mar, albergara el drama humano de tener aisladas personas sin ningún
contacto con sus familias y sometidos a largos años de pena. Tenían como
mascotas serpientes, monos y otras especies. El viaje tardaba más de doce horas,
y al llegar, daba la sensación de encontrarse al otro lado del mundo. La
primera noche en la isla se fue la luz y el susto fue monumental, éramos seis
mujeres muertas de miedo y unos treinta muchachos igualmente asustados; claro
que había muchos rumores, por ser de la Nacional habría desconfianza en las
autoridades de la Prisión y que nos querían dar una lección. Obviamente no era
cierto, por el contrario, los funcionarios fueron muy amables y cuidadosos de
nuestra seguridad. Conocimos de cerca lo que significa no respetar los derechos
humanos con castigos crueles y el doble aislamiento. Al extremo de la Isla
estaba ubicado el sitio denominado Gorgonilla, al que eran llevados los
condenados a quienes les faltaba menos de diez años para salir libres y allí
tenían una zona más amplia pero igualmente en condiciones muy precarias, con un
daño ecológico grave y donde era necesario que las personas lograran ingeniarse
los medios de supervivencia. En los rostros de estos presos se notaba la huella
de una vida muy difícil, donde los días y las noches parecerían más lentas,
pero ellos tenían la ilusión de volver a ver a sus familias.
Estas dos experiencias en Colombia nos demuestran que
construir prisiones como Araracuara y Gorgona no son realmente una defensa social,
ni rehabilitan.
A los interesados en obtener mayores datos
sobre los dos sitios mencionados, los remito a buscar una breve reseña en los
siguientes enlaces:
https://es.wikipedia.org/wiki/Isla_Gorgona,
www.selvaventura.org/araracuara-amazonascolombia
Como conclusión preliminar debo señalar dos puntos: el primero,
que con los dos sitios mencionados de nuestro territorio se ha cometido un
verdadero desacierto en su manejo y en su deterioro ambiental; y el segundo, que en el campo jurídico es
importante una revisión del código penal para estudiar la forma de excluir ciertas conductas, que si
bien son reprochables no alcanzan a la condición de delitos y más bien pueden
tener otra clase de consecuencias y sanciones; al igual que la urgente
necesidad de trabajar y adoptar en una
verdadera política para el sistema penitenciario.
En una próxima entrega les narraré una experiencia del grupo
de estudiantes que se extravió en la
Isla.
Esperando reconocer, recordar la pérdida de ruta de los compañeros. Estaré pendiente
ResponderEliminarGracias por tu comentario.en que año saliste de la U Nacional?, saludos
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